viernes, 2 de marzo de 2012

Güerrin

Tercer encuentro: Guerrín. A pocos días de festejar su aniversario º80 decidimos acercarnos a esta pizzería que, sin lugar a dudas, está entre las más tradicionales de la ciudad.

Eran 13:30 y estábamos los 4 dispuestos a evaluar la ya clásica “doble muzzarella” y “fugazzeta rellena” en un ambiente modesto y bullicioso al que no le sobra nada. De todos modos, y vale la aclaración, lo que nos importa por sobre todas las cosas es la comida. El ambiente tiene que restar para tener incidencia en el resultado y este no sería el caso.  En la entrada las clásicas barras para comer al paso y de parado y hacia la izquierda un pasillo, por lo general bastante concurrido, que conduce al salón del primer piso. Es en este salón donde el común de los comensales decide sentarse. Las mesas, al igual que en todas las pizzerías del estilo, se encuentran bien cerca de las otras permitiendo a los vecinos lindantes participar (aunque sea de un modo pasivo) de todas las conversaciones. Para aquellos que buscan un poco más de intimidad o simplemente quieren comer con un poco más de espacio recomendamos visitar el “Salón Familiar” de la planta alta. Para su sorpresa se encontrarán con un Salón amplio y muy poco concurrido, ventaja que lamentablemente suele traducirse en menos mozos  disponibles y una atención deficiente.


Ahora, lo que nos compete: LA PIZZA! Primero llegan 4 porciones de muzza al molde (para aquellos que quieran algo más liviano –no es nuestro caso- pueden probar la media masa). Masa esponjosa con un piso crocante. La salsa de tomate sabrosa (para nada ácida) y el queso si bien no inunda la bandeja en cada porción como en Cuartetas es delicioso y viene en cantidad justa. Son un clásico los bordes quemados y el queso gratinado dando como primera impresión una pizza de ensueño. Es menos grasosa que otras pizzerías del estilo (tampoco crean que tanto menos). la faina es finita y suele salir bien doradita.


 
Pasada la primera ronda llega una fugazzeta rellena grande. Napoleón decía: “si el queso es bueno, no puede fallar” y este caso no sería la excepción. Sin duda estará entre las mejores que iremos a probar. Nivel de crocancia soberbio, las cebollas quemadas en su punto justo y la calidad del queso que desbordará el plato en la primera tajada. Fundamental pedirla bien caliente.
El nivel de atención, y esto sucederá a lo largo de nuestro recorrido, estará estrictamente condicionado por el caudal de gente. En líneas generales la atención no es personalizada y no esperen que un mozo los ubique en una mesa. Sin embargo, si contactan a un mozo que los atienda rápido, en 10/12 minutos estarán comiendo las porciones y minutos después de haberlas terminado estará llegando la pizza entera. Como aspecto a destacar, un cubierto cayó al piso y al instante nos habían acercado uno limpio. Un punto en contra fue el asesoramiento con la bebida. Le preguntamos al mozo si la cerveza estaba bien fría y tras habernos dicho que sí nos trajo unas cervezas tibias con 10 minutos de heladera.




En síntesis, una de nuestras preferidas. Si por el momento Cuartetas es “David” no hay dudas que Guerrín es el gigante “Goliat”.